Por Ulises Pérez Olivares de 5to Año
Por esta puerta, Salvador Allende ingresó al Palacio de la Moneda durante su presidencia, desde 1970 hasta el 11 de septiembre de 1973, día de su muerte y día en el que inició el régimen dictatorial de Augusto Pinochet, sembrador del autoritarismo y terror en el pueblo chileno hasta 1990.
Con políticas de extrema derecha, doctrinas neoliberales impuestas por los Estados Unidos y un enorme despliegue en represión y prohibición de expresión libre, el régimen benefició exponencialmente a las empresas y a los sectores altos precarizando más que nunca a los sectores medios y bajos, disminuyendo el salario de los jubilados con una Reforma Previsional y, por último, limitando la sindicalización de los trabajadores.
Represión a la expresión, social y cultural. Censura. Diversas y reiteradas violaciones a los derechos humanos. 40.000 víctimas, entre desaparecidos, asesinados y torturados. Despliegue de las fuerzas armadas.
Dictadura.
Siempre me dijeron que evolucionamos. Que antes usábamos palos y piedras, y ahora dominamos la electricidad, computación y otras tecnologías complejas.
Que antes las personas vivían menos.
Que hubo guerras absurdas.
Que de los errores se aprende.
Que no hay que volver para atrás.
Y no sé si es porque aún no soy un adulto, o porque me mintieron, pero no entiendo.
Hoy leo los diarios, entro a Instagram y a Twitter y me encuentro con imágenes que ya me cansé de ver. En todas partes de Latinoamérica, en Chile.
Me encuentro con que familias gastan hasta su 30% de su sueldo en transportarse. Leo sobre la salud precaria, los sueldos miserables, el recorte en gastos públicos y las numerosas privatizaciones. Escucho discursos de dirigentes, declarando estados de emergencia, toques de queda y queriendo tapar mentiras con más mentiras. Observo a los chilenos de pie, resistiendo ante la desigualdad y la brutalidad de los uniformados, que sólo siguen órdenes. Y casi que escucho su grito.
Muertos. Presos. La misma historia.
De pie Chile, de pie América Latina. Que algunos quieren lucrar con la vida de las personas. Y que no nos dejaremos vender.
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