¿Podría considerarse la justicia por mano propia como una justicia real? ¿O más bien es una forma de venganza? Hay muchas opiniones sobre este tema y un trasfondo político y social por descubrir.
La justicia puede definirse como un principio moral que incita a obrar, juzgar y sentenciar respetando la verdad y la igualdad. Para esto, en todos los países, hay un poder o un sistema que se encarga de impartirla y sentenciar mediante una condena a quien corresponda. Claramente, esto muchas veces no funciona y, por diversas razones, personas punibles quedan con una sentencia poco efectiva o directamente sin una, lo que lleva a que un grupo de personas persiga al culpable efectuando su propia justicia, o su venganza. Esto es algo que pudimos ver, lamentablemente, el último año: diferentes casos sobre violaciones y robos en los que el victimario terminaba siendo brutalmente atacado, humillado y filmado para luego ser compartido por WhatsApp y que todos celebren este hecho. Por lo que. al ser este un tema tan controversial y de tanta cercanía con toda la sociedad, los dos extremos de opiniones no dan lugar a la indiferencia ya que logra tocar lo más sensible del ser humano: la sensación de justicia o injusticia. Hay quienes dicen que es la solución a la ‘inoperancia’ del poder judicial y que es algo completamente racional, mientras que por el otro lado se opina que es una forma de legitimar y privatizar la violencia, argumentando que esta no puede resolverse con más violencia. Según mi opinión, puedo adherirme a las últimas palabras: la justicia por mano propia me parece algo igual de retorcido (y algunas veces hasta logra superarlo) que el crimen principal. Podría considerarse esto el morbo de la sociedad: el querer ver morir y sufrir (además de disfrutar y difundir foto y video que haya) a cualquier persona que haya cometido un delito, desde el más mínimo hasta el más grande.
Vivimos en una sociedad de derecho en la que todos tenemos derecho a la libertad, a la vida, a un juicio justo, entre otros. En una situación de violencia, en la que existe una víctima y un victimario, tanto uno como el otro tienen los mismos derechos aún cuando el segundo no haya respetado ni reconocido los derechos de su víctima al cometer cierto acto. Entonces, ¿tiene el resto de la sociedad la potestad de quitarle los derechos al victimario y convertirse de esa forma en un nuevo generador de violencia y desconocedor de los derechos del otro? Cuando existe un hecho de violencia, los derechos de todas las partes involucradas se mezclan y se puede perder de vista el hecho de que a pesar de todo nadie puede avasallar la ley y decidir sobre la vida del otro. Es entendible que el sentimiento de injusticia y enojo provoque el predominio de la emoción sobre la razón, y que el ser humano sienta que la única salida es el ‘ojo por ojo diente por diente’. Sin embargo, esto no debería justificar la venganza convirtiéndonos en lo mismo que estamos repudiando. Por otro lado, el victimario y especialmente la víctima, tienen el derecho de tener un juicio justo y en condiciones, revisando y corroborando hechos de la historia para luego dar la sentencia y resultado que el victimario se merezca. Por esta razón, esa niña que fue abusada y su abusador asesinado, nunca pudo tener la justicia real que merecía solo porque otras personas pretendieron tener la verdad y decidieron ir sobre los derechos de la niña misma.
Esto es un tema que, a mi parecer, se asemeja mucho a la pena de muerte: el sentenciar con el asesinato a quien se considere merecedor. Si bien se diferencian en que una tiene un juicio de por medio antes de cometer el acto, las dos son igual de brutales ya que ambas deciden con total impunidad sobre la vida de los demás, convirtiéndolo en algo literalmente medieval, como si fuésemos verdugos (podemos ver en la revolución francesa por ejemplo que el pueblo recurría a la ejecución pública para la oposición). Otra comparación un poco menos acertada podría ser la cultura de cancelación o escrache la cual viene surgiendo hace un par de años. Esta es una alternativa que me parece un poco mejor ante el fallo del poder judicial (claramente llega a ser mejor luego de la justicia por mano propia). Esta consiste en pasar de boca en boca lo que pasó, así todos se enteren y, de alguna manera, se aísle a la persona y se le efectue una sentencia colectiva y social. Claramente, esto algunas veces se va de las manos con situaciones las cuales no son merecedoras de esta ‘cancelación’. Además, en cierto punto, podríamos decir que este ritual no es algo tan alejado a las peleas callejeras con finales brutales que surgen entre adolescentes y luego son compartidos, con el fin de dar gracia o entretener, por las redes sociales como Twitter o Instagram.
En conclusión, a mi parecer, la segunda cara de la justicia sería la justicia por mano propia (o venganza por mano propia), convirtiéndose en un morbo de cierto sector de la sociedad que le gusta el sufrimiento de quien antes cometió un delito de cualquier nivel: con todo esto, no pretendo defender y excusar al victimario sino sobre-defender a la víctima. Por último, pienso que podría buscarse una alternativa más funcional y menos violenta para estos casos de ausencia de estado o, en defecto, pedir un estado más práctico que esté presente en todos los casos para no solo efectuar sentencias rápidas, sino para prevenirlas antes que pedir un linchamiento público y a sangre fría.
Lorenzo Gaspa Campi - Promoción 2014-21
Esaaaa Budooo
Muy bueno🤩🤩🤩